Mensaje de
Navidad del Sr. Obispo de Málaga
En la Navidad celebramos la venida
al mundo de Jesús, el Hijo de Dios; el Verbo eterno entra en la historia
humana, haciéndose hombre. Desde entonces todo hombre, de cualquier época
y condición, puede encontrarse personalmente con el Dios
hecho hombre.
En el Prólogo del Evangelio de san
Juan leemos: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de
gracia y de verdad” (Jn 1,14).
Quienes aceptan esta Palabra con un
corazón sincero se abren a la presencia de Dios, que es Amor. La Palabra
se ha encarnado en la historia en un Niño, nacido en un pesebre a las
afueras de Belén. Lo más grande y hermoso se manifiesta de manera pobre y
sencilla.
Dios ama al hombre, a quien ha
creado a su imagen y semejanza (Gn 1, 27), y lo salva de la muerte, que
sufre a causa de su pecado. El Hijo de Dios se ha rebajado hasta nosotros,
para ofrecernos su gloria y su vida.
El Niño Jesús, nacido en Belén, es un
canto a la vida; un canto al amor, porque es el amor de Dios hecho hombre,
que habla a los hombres, que entrega su vida por amor, para devolverle al
hombre su verdadera imagen. Dios ha querido hacerse hombre y
compartir nuestra condición humana, para ofrecernos su vida
divina. Éste es el gran misterio de la Navidad; por eso hacemos
fiesta.
Pero esta verdad es creíble solo
desde la fe cristiana. Hay una parte de nuestra sociedad que no acepta
este acontecimiento histórico; y existe una profunda crisis de fe, que
afecta a muchas personas.
Benedicto XVI, en un discurso a la
Curia romana (2011) hizo una constatación muy realista sobre esta crisis
de fe, tan evidente en Occidente, donde crece el escepticismo y la
incredulidad.
La próxima Navidad está enmarcada en
el Año de la fe, que el papa Benedicto XVI ha querido ofrecer a toda la
Iglesia. En su carta nos recuerda “la exigencia de redescubrir el camino
de la fe, para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y
el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Porta fidei, 2).
La Navidad es una ocasión propicia,
para profundizar en el conocimiento del camino de acceso, que Cristo ha
abierto a la humanidad para encontrarse con Dios.
Invito a todas las familias a vivir
esta Navidad con un corazón agradecido. Conviene que hagamos sencillos
gestos, que expresen nuestra fe: celebrar la Navidad en familia, poner el
belén en casa, con la mula y el buey, encender una luz en el balcón,
compartir con los más necesitados.
¡Feliz Navidad a todos!
+ Jesús, Obispo de Málaga